A medida que se acerca la fecha de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, las encuestas reflejan un panorama de creciente competencia entre Kamala Harris, la actual vicepresidenta y candidata demócrata, y el ex presidente Donald Trump, quien busca regresar a la Casa Blanca. Diversos sondeos recientes indican que la ventaja de Harris se redujo significativamente, lo que podría tener implicaciones en la dinámica electoral de los próximos días.
Tal como suele ocurrir en diversas partes del globo terráqueo, a falta de poco para el usufructo aparecen las empresas especializadas en sondeos y estadísticas. En ese sentido, una encuesta de NBC News revela que ambos candidatos están empatados a nivel nacional, con un 48% de apoyo cada uno. Este es un cambio notable en comparación con el mes anterior, cuando Harris contaba con una ventaja de cinco puntos. Este descenso en su popularidad plantea preguntas sobre su capacidad para mantener el apoyo de los votantes clave.
En otra encuesta, realizada por ABC News/Ipsos, Harris tiene un leve liderazgo con un 50% frente al 48% de Trump. Sin embargo, este margen es menor al 52% que Harris obtuvo en la misma encuesta el mes pasado. Asimismo, CBS News/YouGov muestra a Harris por delante con un 51% frente al 48% de Trump, aunque también ha visto disminuir su ventaja en comparación con encuestas anteriores.
El promedio de encuestas de Real Clear Polling muestra que Harris mantiene una ventaja de 1.4 puntos porcentuales, aunque esta cifra cayó de 2.2 puntos el día anterior. Esta tendencia provocó cierta inquietud entre los demócratas, que ahora se enfrentan al desafío de consolidar el apoyo en sectores críticos de la población.
Uno de los aspectos más preocupantes para la campaña de Harris es su desempeño entre los votantes hispanos y afroamericanos. A pesar de que lidera entre las mujeres, tuvo dificultades para generar entusiasmo en los hombres, quienes mostraron un descontento creciente hacia su candidatura. En particular, los votantes afroamericanos e hispanos, que históricamente fueron aliados del Partido Demócrata, comenzaron a inclinarse hacia Trump en mayor medida.
Las encuestas de The New York Times/Siena College, publicadas recientemente, indican que solo el 78% de los votantes negros y el 56% de los votantes hispanos apoyan a Harris. Estas cifras son notablemente más bajas en comparación con las que obtuvieron los candidatos demócratas en 2020 y 2016, lo que plantea serias preguntas sobre la capacidad de Harris para movilizar a estos electores.

Trump sueña con volver a la Casa Blanca
En un evento de campaña en Pittsburgh, el ex presidente Barack Obama expresó su preocupación por la falta de entusiasmo entre los hombres afroamericanos hacia la candidatura de Harris. Obama subrayó que los hombres deberían cuestionar sus razones para no respaldar a una mujer como presidenta, sugiriendo que podrían estar buscando alternativas a su candidatura.
Miradas opuestas
Mientras tanto, la campaña de Harris se mantiene activa en los estados en disputa. En un mitin en Carolina del Norte, la vicepresidenta atacó a Trump por difundir información errónea sobre la respuesta del gobierno a los recientes huracanes, enfatizando la importancia de ofrecer información confiable a las comunidades afectadas. Harris argumentó que la desconfianza generada puede afectar gravemente la búsqueda de ayuda en situaciones de crisis.
Por su parte, Trump centró sus esfuerzos en proponer políticas que resuenen con su base electoral. En un mitin en Prescott Valley, Arizona, el ex presidente anunció su intención de solicitar la contratación de 10,000 agentes adicionales de la Patrulla Fronteriza, destacando la necesidad de un aumento del 10% en sus salarios y la implementación de bonificaciones de $10,000.
Con la elección a la vuelta de la esquina, tanto Harris como Trump buscan consolidar su apoyo en un electorado cada vez más dividido. Las encuestas son un indicativo de la incertidumbre que rodea la contienda electoral, donde los votantes clave desempeñarán un papel crucial en la definición del resultado.
Ambos candidatos continuarán enfocándose en los temas que consideran prioritarios para sus respectivas bases, mientras la presión por movilizar a los votantes aumenta. La próxima fase de la campaña será decisiva para determinar quién ocupará la Casa Blanca en el futuro cercano.