Marcelo Gallardo bajó un discurso realista después de su primera victoria en el segundo ciclo como técnico de River. “No soy mago”, sentenció. Y tiene razón. No logró plasmar una transformación rotunda en un puñado de días de trabajo. Es lo lógico. Y se notó en Córdoba, ante Talleres. Es que su equipo no pudo ejercer una superioridad ni siquiera en la media hora final, cuando se quedó con un hombre más.
Así, con superioridad numérica, en esos 30 minutos de cierre, River no le generó ninguna chance de gol a Talleres. El grito lo pegó en una jugada con pelota detenida que incluyó además una cuota de azar, porque Paulo Díaz al conectar el centro no solo le dio a la pelota con la cabeza, sino también con el hombro. Y la redonda entró igual. Fue el gol del 1-0, de la victoria.
“No puedo pretender que el equipo ya funcione como yo quiero. Es la primera semana de trabajo. No soy mago. Soy una persona que tiene una idea y trata de bajar una línea para que los jugadores asimilen”, señaló el Muñeco.
Por algo Gallardo solo rescató “el espíritu de equipo” y remarcó: “Nos faltó fluir más en el juego, pero dimos una muestra de carácter de equipo importante”. Le costó una enormidad a River elaborar y cambiar el ritmo del medio hacia arriba. No lograron influir los talentos precoces, Claudio Echeverri y Franco Mastantuono, a tal punto que en el minuto 56 el Muñeco los sacó para poner a los experimentados Nacho Fernández y Manuel Lanzini.

Claudio Echeverri trata de driblar a Franco Moncayo (Talleres)
Talleres resignó mucho cuando se hizo expulsar Lucas Suárez sin ninguna necesidad por golear desde atrás a Adam Bareiro, quien estaba de espaldas y a casi 50 metros del arco. Una tontería que River no pudo exprimir.
Por ahora, a diferencia del equipo de Martín Demichelis, este River entrega una sensación de mayor solidez defensiva. Tampoco lo preocupó demasiado Talleres. Aquí la explicación resulta sencilla. Gallardo tuvo la ventaja de que a él sí German Pezzella (ex Betis) le aceptó la propuesta de retorno. De este modo, Pezzella arma una dupla central más que interesante junto a Paulo Díaz.
Mientras espera que se recupere Miguel Borja, el Muñeco optó por jugar con un solo delantero real (Adam Bareiro), al que no supo alimentar por lo ya dicho de Echeverri y Mastantuono. Tampoco pesó Santiago Simón. Mientras que Matías Kranevitter y Rodrigo Aliendro tuvieron como prioridad el equilibrio. Además, debutó Fabricio Bustos, otra de las flamantes incorporaciones. Franco Armani dudó en algunos centros y la defensa en un par de pelotas cruzadas.
Igual la victoria tiene mucho valor para River. Le permite dar un primer paso importante en esta serie de octavos. Ahora deberá coronar en la revancha del miércoles, en el Monumental.