Lo de los parones por compromisos internacionales y Conor Gallagher empieza a ser una constante que no gusta especialmente en el Atlético de Madrid. En el equipo colchonero están relativamente contentos de que sus jugadores acudan a la llamada de sus respectivas selecciones. En lo deportivo no es lo mejor, se acumula cansancio y se pueden dar lesiones. Pero en el resto de ámbitos está claro que tener internacionales es signo del potencial del equipo, revierte en prestigio, interés, etc.
Sin embargo, lo que ya no gusta tanto en el Metropolitano, es que los futbolistas acudan a las llamadas de sus países, para no tener minuto alguno con sus selecciones o para tener una cantidad vergonzosa. Porque ahí se aúna todo lo malo, no pueden trabajar ni entrenar con el Atlético, viajan, cambian de hábitos, se corre el riesgo de lesiones… y encima sin la recompensa de haber podido jugar.
Y eso es lo que le ha pasado por segunda convocatoria consecutiva Conor Gallagher. En el parón del pasado mes de septiembre, Lee Carsley, selección interino de Inglaterra después de la salida de Gareth Southgate, convocó al rojiblanco pero no le dio minuto alguno ni ante Irlanda ni ante Finlandia.
Ahora, en esta nueva ventana, la de octubre, se ha repetido la circunstancia. O casi, que es algo que suena un poco más hiriente, si cabe. Gallagher no jugó contra Grecia el primero de los dos duelos del parón, en el que el combinado heleno venció por 1-2 en Inglaterra.
Y en el segundo, el disputado este domingo en Finlandia, donde los ‘Three Lions’ ganaron por 1-3, el jugador colchonero tuvo… diez minutos. Literal. Entró en el 85’ en sustitución de Declan Rice cuando el partido ya estaba 0-3 (luego marcaría Finlandia). Teniendo en cuenta que el partido se fue al 95’, el jugador del Atlético se pasó diez días con su país para jugar diez minutos.