La obtención de una licencia de conducir en Estados Unidos trascendiió su función principal de autorizar a conducir. En la actualidad, este documento se convirtió en una puerta de entrada a una amplia gama de servicios, desde abrir una cuenta bancaria hasta inscribir a los hijos en la escuela. Sin embargo, el acceso a este privilegio no es igual para todos, especialmente para los inmigrantes indocumentados. La política de cada estado respecto a este tema provocó un debate nacional que pone de manifiesto las profundas divisiones en torno a la inmigración.
En muchas partes de Estados Unidos, la licencia de conducir es considerada la forma de identificación más común y confiable. Esto se debe a los rigurosos procesos de verificación que se llevan a cabo durante su emisión. En lo que respecta a los inmigrantes indocumentados, carecen de la documentación necesaria para obtener una licencia de conducir de forma legal. Esto los coloca en una situación de vulnerabilidad, limitando su acceso a servicios básicos y exponiéndolos a mayores riesgos.
De todas formas, cada territorio llega con sus propias normativas. En caso de hacer un enfoque puntual en Florida, este sotio se posicionó como uno de los más restrictivos en cuanto a la emisión de licencias de conducir a indocumentados. El gobernador Ron DeSantis justificó esta postura argumentando que otorgar licencias a quienes se encuentran en el país de forma ilegal es una recompensa a la infracción de las leyes migratorias.
"Alguien que se encuentra ilegalmente en nuestro país y ha violado nuestras leyes no debe poseer una identificación emitida por el gobierno que le permita acceder a servicios financiados por el estado y otros privilegios otorgados a residentes legales", explicó el dirigente político.
Para obtener una licencia en Florida, se requiere al menos una prueba de identificación, como una tarjeta de residencia permanente, un certificado de naturalización, una visa válida o una tarjeta de autorización de empleo emitida por el Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS).

Ron DeSantis, gobernador de Florida, tiene una postura inflexible.
Las consecuencias de esta política se extienden más allá de la simple incapacidad de conducir. Y lógicamente esta situación trae consecuencias muy significativas. ¿La razón? Los indocumentados en Florida enfrentan mayores dificultades para acceder a empleos, atención médica, servicios sociales y educación para sus hijos.
Más facilidades
Algunos estados adoptaron políticas más inclusivas. En caso de hacer un enfoque, California, Nueva York e Illinois (por citar ejemplos) implementaron normativas que permiten a los inmigrantes indocumentados obtener licencias de conducir. Estas decisiones fueron respaldadas por estudios que demuestran que no existe una relación directa entre la emisión de licencias a indocumentados y un aumento de la delincuencia.
Los estados que ofrecen licencias de conducir a personas sin estatus legal incluyen:
- California
- Illinois
- Nueva York
- Oregon
- Washington
- Maryland
- Nueva Jersey
- Colorado
- Connecticut
- Vermont
Fuerte debate
Los defensores de otorgar licencias de conducir a los indocumentados argumentan que esto aumenta la seguridad vial al garantizar que todos los conductores estén asegurados y hayan demostrado su competencia al volante. Además, sostienen que promueve la integración de los inmigrantes en la sociedad y estimula la economía local.
Los opositores a las licencias para indocumentados a menudo expresan preocupaciones sobre la seguridad nacional y la posibilidad de que estos documentos sean utilizados por terroristas o criminales. Sin embargo, los estudios no respaldan estas afirmaciones.
Vale remarcar que la emisión de licencias de conducir a indocumentados puede tener un impacto positivo en la economía local. Al poder conducir legalmente, los inmigrantes indocumentados pueden acceder a empleos mejor remunerados y contribuir al pago de impuestos.