Acude al partido con solo nueve jugadores y tras encajar el 10-0 se queda sin efectivos

FUTBOL CATALÀ

El colegiado del Rialp-Ribera d'Ondara tuvo que suspender el partido en el minuto 50 al quedarse el equipo visitante sin el mínimo de jugadores para poder jugar

Los jugadores de Rialp y Ribera d'Ondara instantes antes de empezar el encuentro

Los jugadores de Rialp y Ribera d'Ondara instantes antes de empezar el encuentro

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Este domingo resultó ser un mal día para el FC Ribera d'Ondara. El conjunto de la Segarra se desplazó a Rialp (su desplazamiento más largo de la temporada) con solo nueve efectivos, y tras encajar el décimo gol en contra, se quedó con seis jugadores sobre el césped (el mínimo que marca el reglamento son siete por equipo), por lo que el colegiado tuvo que suspender el encuentro.

Las localidades de Rialp y Ribera d'Ondara están separadas por 141 kilómetros (poco más de dos horas en coche), una distancia bastante excesiva para tratarse de un partido de Cuarta Catalana, pero que, por otra parte, ya están acostumbrados los clubs de la provincia de Lleida cuando quedan encuadrados con equipos de la Val d'Aran, Pallars Jussà o Pallars Sobirà.

El partido, programado para las 17 horas, arrancó con la ausencia de dos jugadores por parte del conjunto visitante, que en la semana anterior ya había perdido en casa por 1-11 ante el Calaf. El once contra nueve pasó factura al Ribera d'Ondara y de qué manera: a los 14 minutos de partido ya perdían por 5-0 tras los tantos de Eduard Semino (3'), Jan Roque (6'), Ignasi Planas (12') y Joaquim Llena (14').

Con la 'manita' a favor, el Rialp levantó el pie del acelerador viendo su clara superioridad, aunque aún tuvo tiempo de anotar cuatro goles más antes del descanso por mediación del segundo y tercer tanto de Jan Roque (29' y 37'), Kaoussou Drame (33') y el segundo de Joaquim Llena (44'). Por si el 9-0 no era suficientemente doloroso, el portero del Ribera, Yaya Sangaré, se lesionó antes del descanso, por lo que un jugador de campo tuvo que ponerse bajo palos siendo ocho jugadores sobre el césped.

No fue la única lesión que sufriría el equipo de la Segarra. Ya en la segunda mitad, el Ribera d'Ondara apareció tras el intermedio con siete efectivos y tras encajar el 10-0, obra de Ignasi Planas, otro jugador indicó que no podía seguir. Era el minuto 50 y el club visitante no disponía del mínimo de jugadores para continuar el partido.

Fue el momento en el que se produjo la gran anécdota de la tarde. Y es que, según nos relata el periodista local Tomàs Garcia, cuando el Ribera se quedó con seis efectivos, "el jovencísimo colegiado mandó seguir con el partido y tuvieron que ser los propios jugadores los que le recordaran que no se podía". Pecó de inexperiencia ante una situación que, afortunadamente, cada vez se ve menos en los campos del fútbol catalán.

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